El IVA reducido es una modalidad del impuesto sobre el valor agregado (IVA) que posee un porcentaje impositivo menor que el IVA general. En España, el IVA reducido se aplica a una tasa del 10% sobre los bienes y servicios gravados, mientras que el IVA general tiene un porcentaje impositivo del 21%. Este impuesto indirecto se aplica al consumo y grava la mayoría de las transacciones comerciales.
La finalidad del IVA reducido es aliviar la carga fiscal en productos y servicios considerados esenciales o de primera necesidad, permitiendo que sean más accesibles para la población. Por lo tanto, se aplica a una variedad de elementos como alimentos básicos, medicamentos, servicios de hostelería, entradas a museos y espectáculos deportivos, entre otros.
Los diferentes países pueden tener diversos tipos impositivos de IVA y categorías específicas de productos y servicios gravados. En la Unión Europea, los tipos impositivos del IVA varían de un país a otro y se dividen principalmente en tres categorías: el tipo normal (general), el tipo reducido y el tipo superreducido. Cada una de estas categorías se aplica a diferentes productos y servicios a tasas específicas, lo que brinda flexibilidad en la aplicación del impuesto en consonancia con las políticas fiscales de cada nación.
En resumen, el IVA reducido grava ciertos bienes y servicios a una tasa del 10%, en contraste con el IVA general del 21%. Este enfoque se dirige a productos y servicios esenciales, buscando reducir la carga fiscal sobre estos elementos para hacerlos más asequibles para la población.