La exención fiscal se refiere a la dispensa o liberación del pago de un impuesto, considerada un privilegio otorgado por el Gobierno o la Ley, que exime a ciertos contribuyentes de cumplir con ciertas obligaciones tributarias.
Las exenciones fiscales se aplican por diversas razones o principios:
- Equidad: Este principio establece que cada contribuyente debe cumplir con sus obligaciones fiscales según su capacidad económica. Por tanto, es común encontrar exenciones fiscales en impuestos como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) para aquellos con ingresos inferiores a ciertos mínimos. De igual modo, el IVA puede eximir del pago de bienes y servicios esenciales para familias de menores ingresos.
- Conveniencia: Este principio se basa en la idoneidad de aplicar o no un impuesto en una situación particular.
- Política económica: Las exenciones fiscales se derivan de las políticas económicas gubernamentales y sus directrices.
El propósito de las exenciones fiscales es beneficiar a los contribuyentes en situaciones específicas. Es relevante señalar que las exenciones pueden variar según el impuesto en cuestión y las circunstancias cambiantes.
Es común confundir los términos “exención fiscal” y “deducción fiscal”. La diferencia clave radica en que las deducciones fiscales reducen la carga fiscal posteriormente, implicando una devolución de impuestos, mientras que en una exención fiscal no se paga el impuesto desde el principio.
Hay dos tipos de exenciones fiscales:
- Exenciones Objetivas: Estas afectan a quién realiza la operación o transacción. Por ejemplo, ciertas entidades u organizaciones pueden estar exentas del pago de ciertos impuestos. Un ejemplo común es la exención fiscal otorgada a la Iglesia.
- Exenciones Subjetivas: Aquí, la exención se aplica según el tipo de actividad o transacción, independientemente de quién la realiza.